Butaca en primera fila.
Nunca pensé que diría esto, pero me he cansado, y no sólo te culpo a ti, aunque eres el que más ganas ha puesto para que esto acabara pasando…
Agotada de no saber nada de ti porque no te interesa dar señales de vida. De dudar si darte dos besos, uno o ninguno. De los pinchazos en el estómago, porque yo eso de las mariposas ya no lo conozco.
Que si, vale, he dicho esto muchas veces…Y al final, siempre he estado ahí, haciendo cola para conseguir butaca en la primera fila de esta película fantástica que pintaste en mis ojos con el trailer de tu repentina presentación.
No quiero odiarte, quiero verte y no sentir ni un escalofrío, que sonrías y ni me moleste, que tus gracias tontas no me saquen una sonrisa, que tu colonia no se adentre en mí hasta provocarme dolor de cabeza.
Y sé que todo es culpa mía, por seguir ahí y no decirte que no, por siempre confiar en que “esta vez será diferente”. Y todas lo son, pero nunca es lo que debería, o tal vez sí…
Siempre te digo el típico “por el interés te quiero Andrés” y tu bromeas quitándole importancia, pero es así. Siempre apareces, pero solo cuando te aburres o tienes un momento libre de tu preciado tiempo.
Ya ni puedo contar las veces que imaginé un mensaje tuyo de madrugada, por la mañana o a cualquier hora, simplemente para saber que te acordabas de mí, pero esque si no te lo digo yo ni te acuerdas que existo.
En el fondo te haría un favor, guárdate la cara de niño bueno, los abrazos fingidos y los dos besos de rigor para cuando de verdad te hagan falta, conmigo ya dejaron de funcionar hace tiempo.
Pues eso, que duele, y mucho. Tu no me entenderás, porque para ti es muy fácil hacer como si nada hubiera pasado y continuar como siempre, puedo perdonarte mil veces pero no olvidar el daño. Te pediría que me enseñaras a ser tan pasota como tú pero eso solo empeoraría esta situación.
No me llames cuando necesites algo, que no iré corriendo. Te sorprenderás cuando te diga que no, te extrañará, incluso te quejarás, pero me va a dar igual. ¿Me he quejado yo de las lágrimas, las ausencias, las promesas incumplidas, las indiferencias…?
Tranquilo, serán 5 minutos. 5 minutos de indignación y sorpresa, incluso de incredulidad. Pero se te pasará, encontrarás a otra persona que haga el trabajo sucio de poner esperanzas en ti todo el tiempo para que luego tu no hagas nada y te olvidarás de mí, tal vez ni eso, ya que para olvidar algo antes ha tenido que estar en tu mente.
Me gustaría alegrarme de que otra persona consiga entrar a donde yo quería, por que por más que lo intenté, nunca me dieron entrada.
Agotada de no saber nada de ti porque no te interesa dar señales de vida. De dudar si darte dos besos, uno o ninguno. De los pinchazos en el estómago, porque yo eso de las mariposas ya no lo conozco.
Que si, vale, he dicho esto muchas veces…Y al final, siempre he estado ahí, haciendo cola para conseguir butaca en la primera fila de esta película fantástica que pintaste en mis ojos con el trailer de tu repentina presentación.
No quiero odiarte, quiero verte y no sentir ni un escalofrío, que sonrías y ni me moleste, que tus gracias tontas no me saquen una sonrisa, que tu colonia no se adentre en mí hasta provocarme dolor de cabeza.
Y sé que todo es culpa mía, por seguir ahí y no decirte que no, por siempre confiar en que “esta vez será diferente”. Y todas lo son, pero nunca es lo que debería, o tal vez sí…
Siempre te digo el típico “por el interés te quiero Andrés” y tu bromeas quitándole importancia, pero es así. Siempre apareces, pero solo cuando te aburres o tienes un momento libre de tu preciado tiempo.
Ya ni puedo contar las veces que imaginé un mensaje tuyo de madrugada, por la mañana o a cualquier hora, simplemente para saber que te acordabas de mí, pero esque si no te lo digo yo ni te acuerdas que existo.
En el fondo te haría un favor, guárdate la cara de niño bueno, los abrazos fingidos y los dos besos de rigor para cuando de verdad te hagan falta, conmigo ya dejaron de funcionar hace tiempo.
Pues eso, que duele, y mucho. Tu no me entenderás, porque para ti es muy fácil hacer como si nada hubiera pasado y continuar como siempre, puedo perdonarte mil veces pero no olvidar el daño. Te pediría que me enseñaras a ser tan pasota como tú pero eso solo empeoraría esta situación.
No me llames cuando necesites algo, que no iré corriendo. Te sorprenderás cuando te diga que no, te extrañará, incluso te quejarás, pero me va a dar igual. ¿Me he quejado yo de las lágrimas, las ausencias, las promesas incumplidas, las indiferencias…?
Tranquilo, serán 5 minutos. 5 minutos de indignación y sorpresa, incluso de incredulidad. Pero se te pasará, encontrarás a otra persona que haga el trabajo sucio de poner esperanzas en ti todo el tiempo para que luego tu no hagas nada y te olvidarás de mí, tal vez ni eso, ya que para olvidar algo antes ha tenido que estar en tu mente.
Me gustaría alegrarme de que otra persona consiga entrar a donde yo quería, por que por más que lo intenté, nunca me dieron entrada.
Comentarios
Publicar un comentario