Adicción
Es esa sensación de nervios y felicidad al mismo tiempo, esa que hace que te recorra un escalofrío por toda el cuerpo y te de ganas de gritar. La que hace que sonrías pero que tengas ganas de llorar al mismo tiempo. Esa que hace que se te olvide el mundo y sólo pienses en lo que tienes delante. Esa sensación que sólo te ocurre cuando estás con él. Y es que eres consciente de que te está creando adicción, una adicción que hace que cuanto más tiempo estés con él, más quieras estar. Es saber que puede que haya un día en el que no lo veas y se te cae el mundo encima. Ser el motivo de su sonrisa hace sentirte afortunada. Es poder considerarte alguien importante en su vida. Es sentirte como hacía mucho tiempo que no te sentías, sentir algo que, después de tanto tiempo, por fin te llena, te complementa, que ya iba siendo hora. Son esas ganas de besarlo cada vez que lo ves y esa extraña sensación en el estómago y dolor cuando se va. Son esas millones de mariposas que revolotean como locas cuando te habla de alguna estupidez de las suyas. Es ese don tan especial que tiene para hacerte reír coml nadie puede. Y es que son estas y mil razones más por las que nunca me cansaría de susurrarle al oído todo lo que lo quiero y todo lo que haría por un abrazo y una sonrisa suya. Lo que daría por 10 minutos más, pero no 10 minutos, 10 minutos de los nuestros.
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