¿No querías al hombre de tu vida?
Pues no va a ir a cantarte boleros a tu ventana montado en un caballo blanco. Que eso de la media naranja sólo vale para hacerse zumos, que ni media naranja ni nada. Seguramente seas una manzana y no lo sabes. Déjate de cuentos, de princesas y de príncipes, escríbele, que sabes que está en línea, que lo has mirado cada diez minutos. Escríbele. Te va a contestar y, si no lo hace, la dignidad y la cordura es algo que tarde o temprano tenemos que perder.
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