Tuvimos que probar demasiadas cosas para saber lo que no queríamos. Se nos fue yendo el tiempo, de piel en piel, de cama en cama, y fracaso tras fracaso nos fuimos acercando hacia ese nuevo paisaje que queríamos tener frente a nosotros. Nos dimos cuenta de la necesidad de hacerlo con calma. Correr nunca sirve, no te deja apreciar el paisaje.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Si tengo que pedírtelo ya no lo quiero.

Amor purgatorio