Merry Christmas.

Las casas rebosantes de alboroto apenas pueden cerrar sus puertas. Las mesas llenas de bandejas de suculenta comida se ven custodiadas por filas interminables de sillas. Las ventanas se convierten en el marco de sombras reencontrándose en medio de una cálida luz. El olor a turrón en el ambiente crea recuerdos inconscientemente y el reflejo de las miles de lucecitas rojas que serpentean las calles te hacen sonreír de forma adorable.
El frío, las chaquetas gorditas, los abrazos, los "perdón por este duro año", la familia, el calor de tu hogar, los villancicos, el árbol, los inútiles programas de cada noche con Paz Padilla. Son sólo una excusa más para quedarnos todos juntos sentados en la sobremesa tras el atracón de la cena.
Podrá ser un simple comercio, una excusa para gastar dinero y comer por un tubo, pero la Navidad, queramos o no, nos une, con regalos o sin ellos, eso es lo de menos, y por eso la Navidad es mágica.
Qué ganas de estar en casa, con mi familia y un buen chocolate caliente al lado de mi pequeño árbol.

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