Creo que a veces se me va la pinza, y no sé si es algo de lo que sentirme orgullosa. Tan pronto estoy arriba como beso el suelo. Pero un beso beso, con ansia y sin despegar ni un milímetro los labios. Y es que me encantan los extremos, o eso creo, porque no le veo otra explicación. Que hay momentos -muchos- en los que ni yo misma me entiendo. Aunque tampoco eso me resulta raro, yo misma y yo somos bastante complicadas. No solemos entendernos muy bien, aunque tampoco del todo mal. Sin embargo creo que esa pasión por los límites debe tener algo de bueno. Tal vez, la autenticidad de lo efímero, haciéndolo eterno, aunque sea por un momento.

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