Existe todo tipo de amor, pero nunca el mismo dos veces.

Supón que nunca encajamos pupilas. Supón que no nos hubiéramos conocido. Supón que nunca te dejé quererme, que nunca te dejé nada. Supón que no te llamé esa noche, y que tú no me viste esa otra.
Supón que vivíamos en el momento correcto, en un mundo de todo menos torcido, en el que se practicaba el pedir permiso antes de pedir perdón y las cosas se arreglaban solas, o realmente no necesitaban arreglarse porque nunca llegaban a romperse del todo. Que quizás la decisión de quedarnos quietos, a ver cuánto tardaba en pasar la tormenta, pudo ser la peor que tomamos. Ingenuos como animales pensábamos que si ignorábamos la lluvia, el granizo y los relámpagos, nos salpicaría todo un poco menos, y no nos dimos cuenta de que el movimiento se demuestra andando, y que hay cosas que no se pueden ignorar, si el cimiento se esta poniendo viejo hay que arreglarlo antes de que sea demasiado tarde.
Supón que no me volvías loca, con idas y venidas. Supón que nunca me propusiste jugar a un escondite diferente, cuando el único que sabía jugar a esa versión eras tú, olvidándote de que yo podía jugar mejor y acabar con un jaque mate. Imagínate por un segundo que no me dejaba llevar. A veces me divierto pensando en cómo sería de distinta mi vida si hubiese ido tomando otros caminos, o mejor dicho cómo sería de distinta yo. Las circunstancias nos van cambiando, pero qué quieres que te diga, nos influye aún más la gente de la que nos rodeamos, y hay cierta personas que dejan un agujero de bala que intentamos cubrir con una triste tirita, olvidando que las tiritas solo tapan la herida, no la sanan.
Supongamos que era inmune a ti, que no regresaba mil y una veces, que tus excusas no me ahogaban. Que no tropezaba cincuenta veces. Con cada pie. Que no nos deshacíamos con la vergüenza. Que en cada “te va a gustar esta canción” tuyo no había un mensaje encubierto, y además de los permanentes que dibujan en la memoria para no irse jamas. Que en cada volver a empezar de cero, no creábamos una versión nueva del desastre anterior. Que no convencías a los meses para que pasasen volando y alargar la triste herida un poco más.
Que lo de siempre sabía como nunca.
Supón que no nos matamos de tanto intentarlo, que no nos desgastamos hasta odiarnos. Que no cruzamos en rojo, de la mano y sin mirar. Supón que fue fácil, como en esas películas absurdas de amor que íbamos a ver al cine con la esperanza de que algo se nos pegase, algún acto bonito mientras tu pensabas que era un muerto y yo lloraba por escenas que salían de la pantalla y entraban por mis ojos.
Sólo supón que nunca pasó y que ahora no soy un trofeo más en tu estantería de memorias pasadas.
Supón que lo importante no estaba en las despedidas, sólo supón por un instante que no fui tu rutina preferida, que no llevábamos más de un suspenso en esta asignatura, que no viniste para quedarte, y nunca te acabaste de marchar, que esas palabras nunca fueron las que se dispararon por mi boca, que de pronto todo era lo que parecía.
Sólo por un segundo, por favor, suponlo.
LOVED your perfect imperfections GAVE my all to you.
https://www.youtube.com/watch?v=Mk7-GRWq7wA

Comentarios

Entradas populares de este blog

Si tengo que pedírtelo ya no lo quiero.

Amor purgatorio