Y de repente un día te das cuenta y abres los ojos y ves el mundo desde otra perspectiva, y ves que en la vida real nadie dice esas frases de película, “ nadie va a alcanzarte la luna para hacerte feliz”, “ni va a cruzar un océano para darte un abrazo”, “ni te perseguirá por un aeropuerto esperando que no te vayas”. Y ves que las historias de amor solo son canciones que nos hacen soñar, que las personas cuentan mentiras, que es más fácil siempre perdonar que olvidar, y que las cosas nunca vuelven a ser igual después de haberse estropeado… y lo que es peor… que la vida nos enseña a madurar a base de golpes.
Si tengo que pedírtelo ya no lo quiero.
No te voy a pedir que me des un beso. Ni que me pidas perdón cuando creo que lo has hecho mal o que te has equivocado. Tampoco voy a pedirte que me abraces cuando más lo necesito, o que me invites a cenar el día de nuestro aniversario. No te voy a pedir que nos vayamos a recorrer mundo, a vivir nuevas experiencias, y mucho menos te voy a pedir que me des la mano cuando estemos en mitad de la ciudad. No te voy a pedir que me digas lo guapa que voy, aunque sea mentira, ni que me escribas nada bonito. No voy a pedirte que aparezcas en la puerta de mi casa con una rosa como tanto me gustaría. Tampoco te voy a pedir que me llames para contarme qué tal te fue la noche, ni que me digas que me echas de menos. No te voy a pedir que me rías las gracias, ni que hagas el tonto conmigo cuando mis ánimos están por los suelos, y por supuesto, no te pediré que me apoyes en mis decisiones. Tampoco te voy a pedir que me escuches cuando tengo mil historias que ...
Comentarios
Publicar un comentario