Si supiese que tirar todas nuestras fotos por la ventana me serviría para olvidarte; lo haría.

Lo que pasa, mi amor, es que antes de ti hubo otros,
que también me desgarraron la piel
y me castigaron con el estruendo
de sus pasos al marcharse.

Y también rompí sus fotos,
y también quemé sus cartas,
y aprendí que los besos son más que instantáneas
captadas con tu móvil un domingo en el parque
y que los ‘te quiero’
son más que palabras escritas en un papel.

Así que he cogido todas las fotos
en las que salimos los dos
-no digo juntos porque me ahogo al recordar que un día existimos el uno al lado del otro-
y las he pegado en en el techo de mi habitación,
para recordar cada mañana
que esa es la menor distancia que va a haber entre
y
mi
cama.

Porque has decidido llevarte la primavera a otra casa
y no volver a dar la vuelta al mundo entre mis sábanas;
o así me sentía yo.

Porque has decidido colar el invierno por mi ventana
y colmar de promesas otros vasos.

¿Y ahora quién va a venir a cumplir
los sueños que suspirábamos de madrugada?

Te fuiste, cerrando mi vida con llave,
sin dejarme las instrucciones para vivir sin ti.

Te fuiste, y solo has dejado vacío
al otro lado de la cama
y una soledad que araña el alma.

Te fuiste, pero deberías haber procurado
no llevarme contigo.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Si tengo que pedírtelo ya no lo quiero.

Amor purgatorio