Hola, pequeño.

Hoy te escribo a ti, si, a ti, a una persona con nombre y apellidos, y de forma específica, sin tapujos, sin indirectas. Y no, no me importa que nadie me mire por encima del hombro, ni que nadie me diga que soy la chica más empalagosa del mundo, porque oye, quizá lo soy. Quién sabe.

Quería darte las gracias, no por nada, sino por todo, no por todo, sino por nada. Quería que vieras que, sin especificar, pero dando todo lujo de detalles, incluso hasta el más insensible puede llegarse a imaginar lo que yo siento por ti, lo que me haces ser día a día. Y te juro que lo conseguiré, me cuesten las palabras que me cuesten.

Gracias por aparecer, y no querer esconderte entre las sombras. Gracias por luchar, por ser un soldado en esta guerra que el mundo, el karma y todos sus aliados habían montado para nosotros. Gracias por verme, y escucharme, en vez de simplemente mirarme y oírme. Gracias por caminar en contra del viento, en vez de dejar que te llevase hacia el lugar que cualquier otro habría sentido que era el suyo. Gracias por acogerme entre tus brazos, por darme calor cuando hasta la peor tarde de Agosto me parecía fría. Gracias por no ser nada y serlo todo, y sobretodo por quererlo ser conmigo. Gracias por tus besos en la frente, por tus 'buenos días mi amor' y por tus cosquillas cuando el mundo se me cae encima, por comprender que hasta las personas más fuertes pueden debilitarse alguna vez. Gracias por dejarme perderme en tus ojos, por perderte conmigo en las calles de cualquier ciudad, y también bajo las sábanas. Gracias por tu manera de conseguir que el espejo me sonría cada mañana al levantarme, por hacerme ver que lo hermoso no está en los ojos de los demás, si no en los míos propios. Gracias por equivocarte, por equivocarnos, por equivocarme, y volvernos a equivocar; porque no hay cosa más bonita que saber que toda equivocación tiene una posible solución. Gracias por todas esas fotos, grabadas en una memoria de más de 736282 teras de capacidad, nuestra memoria, gracias por los momentos, las caricias, los abrazos, los te amo que mi mente no borrará jamás. Gracias por conquistar cada rincón del mundo juntos, y de la mano, por no querer que ni el más mínimo rincón del universo nos tome como unos desconocidos. Gracias por gritar a mi lado, y también por susurrarme al oído.

Gracias, sobretodo, por hacer que mis sueños se conviertan en nuestros, y no parar hasta conseguirlos.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Si tengo que pedírtelo ya no lo quiero.

Amor purgatorio