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Conoces los zapatos que llevas puestos, no es la primera vez que te los pones, ni la segunda, es por eso que al llegar a tu casa te los quitas con la ayuda del otro pie, no te preocupa si se están ensuciando. Esto cambiaría si fuera la primera vez que te los pones, te los quitarías delicadamente, los colocarías bien. Esto solo pasaría si fuera la primera vez, ahora ya no haces eso. Ahora llegas después de un día agotador y lanzas el teléfono a la cama, pero si fuera nuevo lo pondrías en la mesa y hasta llegarías a tener miedo de que se raye.  Esto pasa con las personas, con tu pareja, con tu familia. Sabemos que están allí y dejamos de mirarlos como la primera vez.
Muchas veces las decepciones que sentimos por el comportamiento de una persona no se debe al acto que ha hecho la persona en sí, sino a que esperamos de ella lo que nosotros seríamos capaces de hacer en la misma situación, por ello no es totalmente culpa de la persona, nosotros tenemos culpa porque tenemos las expectativas demasiado altas con ella.
Quien está al otro lado de la pantalla, es según mis percepciones estéticas el chico más guapo del mundo. Y por alguna razón inexplicable y por mutua mala suerte, nos queremos demasiado como para decírnoslo. Yo era tan solo un objeto más en el desastre de su cuarto, y el pretendía arreglarme en un fin de semana, yo era el túnel al final de la luz y el la entrada (o salida) de incendios. Yo una caprichosa eterna protagonista del "pudo ser y no fue".. Él es como todos pero no se parece a ninguno, los dos enamorados de lo nuestro pero quizá ni él de mi ni yo de él, estar sola no debería ser un plan y es que ya no sé si huir a otro planeta o irme a vivir al tuyo. Yo con diez haciendo cola y tú con tres tontas esperando que les leas lo que a mi me escribes. No sé si seguir, irme, hacerte un hueco en mi cama, montar un drama, fingir que no nos tenemos cariño, acabar lo que nunca empezó o romper las cartas que nunca me mandaste y las fotos que nunca nos hicimos.  Jugar al revue...

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Esa sensación se apodera de mi silenciosamente, al principio tenia problemas con las cosas pequeñas, pero luego decidí ignorarlas y seguir de largo. Es como un dolor de cabeza que espero que se me pase, que es solo otro mal día, pero no es así, está ahí, me persigue, intento que los demás no lo noten, camino entre ellos como si fuera una más porque es lo que hay que hacer, es lo que hacen otros, pero el problema no desaparece, sigue ahí, es como una persona que está siempre observándome y machacándome, no se va, me esfuerzo por actuar frente a los demás y empieza a ser más pesado. Y lentamente empiezo a alejarme de las personas ignorándolas por completo.  Todas las pequeñas cosas que me hacían feliz ahora son insignificantes y las pequeñas tareas, las más simples se vuelven pesadas e imposibles y la motivación desaparece, ¿por qué seguir intentándolo si todas esas cosas solo hacen que me sienta peor? Hay una parte de mi que quiere arreglar las cosas, pero no dura mucho, porque...
¿Por qué las cosas que arreglamos al besarnos las rompemos con palabras?
Hay gente que dice que no soy la misma de siempre, que he cambiado, que no doy lo mismo de antes, les contesto que sí, que lo soy, pero ya no me callo lo que pienso, sé diferenciar entre te quiero y te quiero para un rato, ya no me escondo, sé cuando quieren hacerme daño y tengo más heridas que años por desgracia. No me muerdo las uñas si me enfado, posiblemente te sea sincera y te diga lo que pienso tal y como es en vez de suavizarlo para evitarte una cicatriz. He aprendido a levantarme si me caigo y también que si duele no siempre va a sangrar, que los kilómetros no son sinónimo de distancia cuando te dejas el corazón en cada metro, que hay personas que te van a erizar la piel sin tocarte. He aprendido a desconfiar en esas personas que te miran fijamente y a confiar en una mirada cabizbaja. He aprendido a olvidar a quien no me quería cerca y a recordar lo que era necesario. No quiero conmigo a personas que no quieran arriesgar, ya que estoy donde estoy por lo que he sido y nadie m...
Por qué los domingos me da por echarte de menos?, soy fanática de las alturas pero tengo vértigo, me encanta volar pero tengo las alas rotas. Tengo que confesarte que me niego a saber que mi próxima cicatriz va a llevar tu nombre. Tengo que confesarte que he comprendido que es estúpido clavarte un cuchillo a consecuencia y luego vendar la herida. Solo quiero verte, solo un rato más, llevo un tiempo pensando que seguimos viendo el mismo mar, aunque sea desde distinta orilla, cientos de palabras que desgarran mi pecho, Madrid, Barcelona, Sevilla, Tenerife, son las 10 de la noche tengo un piano de fondo y tengo que confesarte que ni yo mato por celos ni tú mueres por mi, ¿por eso haces que no parezca amor? ¿porque es lo que se lleva ahora?  Cobarde es todo aquel que puso un límite desde el principio, ahora ya me cansé de seguir tratando de no dañarme, vamos a hacernos daño, pero solo si es juntos, vamos a cantar hasta quedarnos sin voz, vamos a gritar, es lo que digo siempre, pero ...