Volviste, no sé si de paso o para quedarte. Volviste a crear magia donde ya sólo quedaba el vacío. Hiciste brillar a las estrellas con cada sonrisa que me regalaste, tímida, sincera, tan tuya. Destilabas paz por los cuatro costados, y aún tengo la duda de qué te impulsó a lanzarte al vacío, podrías tener a mil mujeres y te fijaste en la que tiene un agujero. No me importan los motivos por los que lo hiciste. No esperaba nada de ti y lo diste todo, todo por protegerme, por abrazarme, por estar ahí.
Te voy a echar de menos. Mi parte consciente sabía que este momento iba a llegar, pero mi subconsciente tapaba este momento para evitar el daño, hablo de ese momento que me eriza la piel, que encharca mis mejillas y hace que mi mundo se tambalee. ¿Por qué en este momento? ¿Por qué tiene que ser tan complicado?
No se si quiero saber qué va a pasar ahora, si el destino nos quiere reunir o si sólo nos engañan las emociones. Sólo sé que tomamos la decisión correcta, sin arrepentimientos. Elegimos vivir y sentir, (vivirte y sentirte), disfrutar la vida, bailar hasta que salga el sol y comernos a besos, que es lo que nos va.
Hay veces que pasamos los días comiéndonos la cabeza por lo que pasará o lo que vendrá, cuando lo que tenemos que hacer es disfrutar el ahora, el día a día. Tirarte de cabeza a la piscina sin miedo al dolor, porque quieres y porque te apetece. Yo anoche disfruté cada instante pegada a ti, como si el tiempo se parase en seco y yo pudiese impregnarme de todas las cosas que te hacen ser como eres, tu olor, tus defectos, tus virtudes, tus tonterías. Quise que ese momento durara al menos toda una vida. Esos momentos en los que dabas vueltas por mi, acariciabas mis piernas, me hiciste sentir en calma, segura, tranquila, sabedora de lo efímero, de que nada es eterno, sólo el ahora. Y me quedo con eso. Me quedo con tu sonrisa arrolladora, con tu mirada de cazador, con tus manos locas, con tus mordidas, con tu sonrisa, con tus abrazos infinitos. Con este océano de sentimientos que es sólo tuyo y mío.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Si tengo que pedírtelo ya no lo quiero.

Amor purgatorio