Quizá quisimos volar demasiado pronto sin saber los daños del impacto y si esta vida me ha enseñado algo es que hasta lo más dulce se puede volver amargo y si soy tan salada es por todas las veces que mis ojos han llorado, pero hoy te juro que esto es lo último que te escribirán mis manos.
Si tengo que pedírtelo ya no lo quiero.
No te voy a pedir que me des un beso. Ni que me pidas perdón cuando creo que lo has hecho mal o que te has equivocado. Tampoco voy a pedirte que me abraces cuando más lo necesito, o que me invites a cenar el día de nuestro aniversario. No te voy a pedir que nos vayamos a recorrer mundo, a vivir nuevas experiencias, y mucho menos te voy a pedir que me des la mano cuando estemos en mitad de la ciudad. No te voy a pedir que me digas lo guapa que voy, aunque sea mentira, ni que me escribas nada bonito. No voy a pedirte que aparezcas en la puerta de mi casa con una rosa como tanto me gustaría. Tampoco te voy a pedir que me llames para contarme qué tal te fue la noche, ni que me digas que me echas de menos. No te voy a pedir que me rías las gracias, ni que hagas el tonto conmigo cuando mis ánimos están por los suelos, y por supuesto, no te pediré que me apoyes en mis decisiones. Tampoco te voy a pedir que me escuches cuando tengo mil historias que ...
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