Soledad, gotas de agua resbalan por la ventana mientras yo continúo sentada en esta fría silla de ordenador ya vieja y rota, con el respaldar frágil cómo mi corazón que en cualquier momento terminará de caer al suelo y no es lo único que caerá al suelo, va a llover dentro, no de esa lluvia que cae del cielo sino de esa que brota de los ojos cuando las palabras salen del corazón, de esa que sientes dentro, un vacío, a mi derecha miles de recuerdos inundan mis pensamientos, a mi izquierda un felino amarillo que vive mejor que nadie, no se tiene que preocupar por la soledad ya que es lo que más le gusta, esconderse y huir de la realidad, ya que incluso él sabe que algún día llegará su hora y simplemente se sumirá en un viaje sin retorno. Enfrente mía una pantalla azul turquesa que emite miles de imágenes y reflejos por segundos, cambios de colores, interacciones, gente que reclama una respuesta,...