¿Por ti? Mil vidas
La idea de perderte me aterra. No sé muy bien a qué se debe ya que bien puedo elegir quererte o bien sólo puedo escoger tu confianza. Y ahora pienso y digo que no quiero escoger quererte, que prefiero escoger tu confianza, tu amistad, manera de la que siempre sé que estarás conmigo. Pero mi cabeza no es capaz de comprender lo evidente; que mi corazón es posible que lleve algo más de razón ésta vez porque en los sentimientos nadie manda, es lo que uno mismo siente y no podemos guiarlos de ninguna de las maneras posibles, no podemos evitar que correspondan o no a nuestros propios sentimientos pues en eso no podemos mandar ni nosotros mismos, queremos a alguien por el simple hecho de que apreciamos bien su aspecto o bien su forma de ser, y que nos llama la atención cada uno de los detalles que componen su ser. Esos componentes que tan diferentes llegan a hacernos a cada uno de nosotros que hace que nunca podamos escoger a alguien parecido, sino que cada vez debamos reemplazar a lo que sentíamos con otros componentes diferentes.
Yo, según dicen, fui valiente escogiéndote a ti; más bien, mi corazón fue el valiente, porque mi cabeza pedía parar al principio, después el corazón consiguió convencerla pero finalmente quien lleva la razón es la cabeza, pues es la que finalmente acaba dando remordimientos por haber o no haber hecho ciertas cosas, pero nos encontramos en un momento difícil, pues en ese momento cuando algo nos duele el corazón es el que más sufre si se trata de esos componentes elegidos con los que corresponde cualquiera de las equivocaciones que hemos sufrido… Y te vas dando cuenta que no hay remedio para ello, que debes apostar por seguir adelante y no rendirte como habías pensado en tantísimas ocasiones; porque realmente no merece la pena el estar en guerra constante entre razón y corazón.
Comentarios
Publicar un comentario